Cuatro maneras de hacer que la Ley de Mercados Digitales sea una receta para el éxito

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La Ley de Mercados Digitales (DMA) de la UE establece una nueva lista de lo que deben y no deben hacer los "guardianes" digitales, es decir, las plataformas bien establecidas que actúan como intermediarios entre las empresas y sus usuarios finales. La propuesta de un régimen regulatorio específico está bien encaminada, pero existen aún problemas importantes que pueden ser resueltos siguiendo cuatro recomendaciones.

En los últimos 25 años, las empresas de Internet han registrado un crecimiento vertiginoso, haciendo de esta industria uno de los sectores más dinámicos de la economía. En un mercado que evoluciona tan rápidamente, es fundamental garantizar que haya espacio suficiente para la entrada de nuevos actores.

La Ley de Mercados Digitales de la UE establece una nueva lista de lo que deben y no deben hacer los "guardianes" digitales, es decir, las plataformas bien establecidas que actúan como intermediarios entre las empresas y sus usuarios finales.

La propuesta de un régimen regulatorio específico está bien encaminada, y la pregunta sobre cómo crear mercados digitales justos, en los que los nuevos actores ayuden a mantener a raya a los existentes, es ciertamente válida.

Sin embargo, sigue habiendo problemas importantes que, si no se resuelven, amenazarán el éxito del proyecto. DIGITALEUROPE ha articulado cuatro recomendaciones al respecto:

 

1) Establecer la norma mediante la cooperación internacional
La UE ha dado el primer paso para esbozar una nueva normativa que cree equidad y contestación en los mercados digitales, pero esto no es ni mucho menos un reto exclusivo de Europa. En EE.UU., por ejemplo, la Ley de Innovación y Elección en Línea estadounidense aborda cuestiones similares, al igual que el trabajo actual de la Autoridad de Competencia y Mercado británica sobre su nueva Unidad de Mercados Digitales.

Dado que Internet no tiene fronteras, sería una oportunidad perdida no cooperar a nivel mundial sobre las normas de las plataformas en foros como el G7 o el Consejo de Comercio y Tecnología UE-EEUU.

La cooperación mundial contribuirá a alinear las nuevas normas, a aliviar la preocupación de que determinadas zonas geográficas se vean afectadas y a evitar que la industria desperdicie recursos en la duplicación de sus marcos para cumplir con obligaciones similares en diversas ubicaciones geográficas.

 

2) Las normas deben basarse en pruebas sólidas
Una cuestión que complica el panorama es que los servicios contemplados en la propuesta son de naturaleza y modelo de negocio muy diferentes. Por ejemplo, algunas plataformas son interactivas (redes sociales, vídeos compartidos y servicios de comunicación) o transaccionales (intermediarios y motores de búsqueda), mientras que otras son plataformas técnicas (sistemas operativos).

La DMA incluye obligaciones muy importantes. Para minimizar la carga y lograr lo que el reglamento pretende (fomentar un mercado más diverso y competitivo), los servicios captados deben estar respaldados por pruebas sólidas, y el impacto sobre los consumidores y el mercado debe evaluarse adecuadamente.

El desarrollo tecnológico es rápido, y la propuesta deja abierta la posibilidad de añadir nuevos servicios a la lista de controladores en el futuro. Sin embargo, ha habido un impulso significativo (sobre todo por parte del Parlamento) para aumentar la lista de servicios que deben cumplir, como las televisiones inteligentes, los navegadores de Internet y los asistentes de voz. Sencillamente, no hay pruebas claras que justifiquen su inclusión. Algunos de estos servicios, de hecho, presentan unas barreras de entrada muy bajas y una competencia feroz.

 

3) La importancia del diálogo para acordar normas eficaces
La DMA crea una compleja mezcla de obligaciones que abarcan desde el acceso técnico de los desarrolladores hasta el tratamiento de los datos de los usuarios empresariales. Esto significa que son muy recomendables las instrucciones sobre cómo aplicar estas normas.

Por ejemplo, el requisito de que los usuarios puedan desinstalar las aplicaciones preinstaladas. Hay una excepción para las aplicaciones que son esenciales para el funcionamiento de un dispositivo. Sin embargo, lo que se considera esencial varía según los productos. Por lo tanto, es muy importante debatir la aplicación de esta obligación sin comprometer la experiencia de los clientes cuando utilizan el producto por primera vez.

Garantizar un diálogo fiable entre los legisladores, los guardianes y las partes interesadas que se verán afectadas por estas nuevas obligaciones creará una mejor comprensión de la dinámica del mercado, los intereses de las plataformas y los usuarios, y las consideraciones técnicas.

 

4) Eficiencia por encima de la velocidad
Ahora que estamos en la fase final, las reflexiones se centran en cómo aplicar la DMA en la práctica. Una aplicación apresurada no dará los mejores resultados, por tanto, la Comisión necesitará tiempo para establecer su nuevo sistema de aplicación, los Estados miembros tendrán que adaptarse y las empresas no empezarán a cumplir las nuevas normas de la noche al día. Varias obligaciones requieren cambios significativos en los modelos de negocio, una evaluación jurídica en profundidad y un importante trabajo de implementación técnica.

El deseo de actuar con rapidez no debe obstaculizar una aplicación fluida y satisfactoria de la normativa. Esto es aún más importante si tenemos en cuenta que todavía no está claro qué empresas se verán afectadas exactamente. El tiempo dirá si se concede un plazo de cumplimiento más largo para aplicar ciertas disposiciones complejas.

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