Adif divide sus estaciones en cinco grupos para ejecutar planes de transformación

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El objetivo es convertirlas en nodos de intermodalidad, de modo que el desarrollo comercial, cultural, de ocio o de negocios dependa de sus características y ubicación. María Luisa Domínguez, presidenta de ADIF, defendió al ferrocarril, en el foro Global Mobility Call de Madrid, como “la mejor respuesta para generar un nuevo modelo de movilidad sostenible, seguro, vertebrador, conectado e inteligente".

Las estaciones de tren de Adif han sido repartidas en cinco categorías dentro de un nuevo plan de transformación presentado ayer por la presidenta Marisa Domínguez en el foro Global Mobility Call de Madrid.

Si previamente se había diseñado un proyecto para integrarlas comercialmente en las ciudades, la compañía dependiente del Ministerio de Transportes busca convertirlas ahora en nodos de movilidad sostenible al tiempo que se mejora el aprovechamiento comercial. El enfoque de desarrollo en cada una de ellas depende de sus características y ubicación, remarcó Domínguez.

En la categoría Insignia figuran los centros neurálgicos de transporte con alto potencial comercial y cultural, como la estación de Madrid-Puerta de Atocha, Madrid-Chamartín y Barcelona Sants.

Adif ha colocado las estaciones más propicias para acoger servicios comerciales y dirigidos a los negocios en la división Foro, entre ellas la de Lérida, Bilbao, Alicante y hasta una veintena de referencias.

En un tercer grupo, Ágora, aparecen medio centenar con alto interés cultural por ubicación, entorno o por su propia arquitectura. Sirven de ejemplo la estación de Toledo, Valencia Nord y Zaragoza Delicias.

Hay una cuarta, denominada Urbana, enfocada a estaciones de uso recurrente en las zonas metropolitanas, como la Victoria Kent de Málaga y más de 800 estaciones de Cercanías.

Y la última categoría, Lanzadera, se considera a medio millar de emplazamientos con poco tráfico, pero importantes para dar servicio a la España vaciada. En este caso se encuentran las estaciones de Calatayud, Linares-Baeza, Jaca y Bobadilla, entre un total que supera las 500 referencias.

Desde Adif se busca adaptar estos enclaves a las necesidades de un uso más intensivo de la mano de la liberalización del tráfico de viajeros, la digitalización del transporte o los nuevos hábitos de consumo y concienciación ambiental.

Esta estrategia precisará la instalación de nuevos sistemas de transporte de última milla prácticamente a pie de tren; el desarrollo del concepto de estación inteligente, de la mano del programa de gestión e.futura y en un intento por lograr una mejor integración como smart place en las ciudades. En este sentido se va a trabajar en las ampliaciones de Madrid-Chamartín, Madrid-Puerta de Atocha o Barcelona Sants.

La presidenta de Adif también explicó que está abierta una vía de colaboración con Red.es para llevar la tecnología de Internet de las Cosas a las instalaciones ferroviarias de Sevilla, Málaga, L’Hospitalet de Llobregat, Terrassa, Móstoles, Valencia, A Coruña y Vigo.

Primera y última milla
La conexión de estos centro neurálgicos para el transporte con la movilidad del futuro se afronta a través del proyecto Ecomilla, “una iniciativa transversal para la creación de un espacio destinado a potenciar la multimodalidad urbana sostenible, de manera que el recorrido del viajero desde la estación hasta el punto de destino (o desde el origen a la estación) en la primera y última milla se realice en un medio de transporte energéticamente eficiente y de bajas emisiones de CO2”, detalló Marisa Domínguez.

En las estaciones habrá áreas para vehículos cero emisiones y compartidos, y se promoverá el carsharing, el bikesharing y el patinete sharing, entre otros modos de transporte. También se dejará espacio para los puntos de recarga rápida para vehículos eléctricos, alimentados en lo posible por fuentes renovables. Y otro de los proyectos contemplado en el plan de estaciones pasa por facilitar el reparto de paquetería en la última milla.

Domínguez defendió al ferrocarril como una herramienta clave en la descarbonización: “Es la mejor respuesta para generar un nuevo modelo de movilidad sostenible, seguro, vertebrador y conectado e inteligente, y hacer frente a la lucha contra el cambio climático. Se trata del transporte más respetuoso con el entorno, porque representa apenas el 0,4% de las emisiones totales del sector del transporte".

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