Blindar lo público: la urgencia de la ciberseguridad en la era digital

  • Tribuna de opinión

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La transformación digital en la administración pública es, sin lugar a duda, uno de los grandes logros de las últimas décadas. Esta evolución ha permitido que los ciudadanos accedan de forma más rápida y cómoda a servicios esenciales, desde trámites administrativos hasta solicitudes de información, haciendo de la tecnología un canal de cercanía entre el gobierno y la sociedad.

Inma Cons Pombo, consultora jurídica, Kalaman ConsultingSergio Martínez, Iberia Regional Manager, 
SonicWall

La transformación digital en la administración pública es, sin lugar a duda, uno de los grandes logros de las últimas décadas. Esta evolución ha permitido que los ciudadanos accedan de forma más rápida y cómoda a servicios esenciales, desde trámites administrativos hasta solicitudes de información, haciendo de la tecnología un canal de cercanía entre el gobierno y la sociedad. Sin embargo, esta misma digitalización que facilita y democratiza el acceso también expone a las administraciones a un número creciente de ciberamenazas que evolucionan constantemente y que comprometen la seguridad, no solo de las instituciones, sino también de millones de ciudadanos cuyos datos están en manos de estas.

 

Los datos, el principal activo de la Administración Pública

Hoy en día, las administraciones públicas gestionan un volumen de datos sin precedentes, desde datos personales de ciudadanos hasta información crítica para la toma de decisiones que, de ser atacadas, podrían paralizar servicios esenciales y socavar la confianza de la ciudadanía en sus instituciones.

Según un informe reciente de la European Union Agency for Cybersecurity (ENISA), las infraestructuras gubernamentales son blanco de ataques cada vez más sofisticados, con un notable incremento en incidentes de ciberespionaje, ransomware y ataques de denegación de servicio en los últimos años. Este contexto hace imperativo que las administraciones públicas actúen con rapidez y decisión para blindarse frente a amenazas que, lejos de disminuir, se intensifican conforme avanza la digitalización.

 

El reto, proteger la información personal del ciudadano

En este panorama, el sector público se enfrenta a un reto complejo: proteger grandes volúmenes de datos personales, que son cada vez más codiciados por los ciberdelincuentes. La información personal se ha convertido en un recurso altamente valorado por los atacantes, y cada brecha de seguridad es una potencial amenaza para la privacidad de los ciudadanos y para la reputación de las entidades públicas. Además, la administración pública no solo se limita a la protección de datos individuales; también maneja información crítica para la seguridad y el bienestar de la sociedad, lo que añade una capa adicional de responsabilidad en cuanto a ciberseguridad.

Para hacer frente a estas amenazas, se necesita una estrategia sólida que combine tecnologías avanzadas con políticas de ciberseguridad bien definidas. No basta con dotar a las administraciones de sistemas básicos de protección; es necesario apostar por tecnologías de última generación capaces de anticiparse a las vulnerabilidades antes de que estas se conviertan en una puerta de entrada para los ataques. Países líderes en ciberseguridad ya destinan un porcentaje considerable de sus presupuestos a proteger sus infraestructuras digitales, y se estima que el mercado de la ciberseguridad alcanzará un valor de 200 mil millones de dólares anuales en 2025, según datos de Gartner.

Sin embargo, proteger las infraestructuras digitales de la administración pública requiere más que una inversión económica. La ciberseguridad es un campo en constante evolución, donde las amenazas cambian de forma y método en cuestión de semanas. Esto implica que las administraciones deben contar con personal altamente capacitado, capaz de identificar y responder a las amenazas de manera eficaz. Aquí es donde entra en juego la colaboración con empresas tecnológicas especializadas, como SonicWall, que ofrecen soluciones adaptadas a las necesidades específicas del sector público. Desde firewalls de última generación hasta sistemas de detección y respuesta automatizados, estas tecnologías son esenciales para mantener los sistemas de la administración pública fuera del alcance de los ciberdelincuentes.

 

La respuesta, desde la tecnología hasta las personas

Pero la tecnología, por avanzada que sea, no es la única respuesta. Las personas también juegan un papel fundamental en la protección de los sistemas públicos. La capacitación continua del personal en ciberseguridad es un componente esencial de cualquier estrategia de protección eficaz. Con el adecuado conocimiento y preparación, el personal puede convertirse en la primera línea de defensa, evitando errores comunes que suelen ser la causa principal de muchas brechas de seguridad. De hecho, los estudios muestran que una parte considerable de los ciberataques exitosos se debe a fallos humanos, como el uso de contraseñas débiles o la falta de atención a posibles intentos de phishing.

Asimismo, es crucial que las administraciones cuenten con un marco regulatorio robusto que establezca estándares claros de ciberseguridad. Las normativas como el Reglamento General de Protección de Datos (GDPR) en Europa han establecido un marco sólido para proteger los datos personales, pero es necesario ir más allá. Los gobiernos deben actualizar y expandir sus regulaciones en función de las nuevas amenazas que surgen, promoviendo una ciberseguridad resiliente que permita no solo defenderse de los ataques, sino también recuperarse rápidamente cuando estos logran vulnerar las defensas.

La importancia de la ciberseguridad en el sector público no solo se limita a la defensa de los sistemas y datos. También se trata de asegurar la continuidad de los servicios en situaciones de crisis…a medida que la geopolítica mundial se torna cada vez más compleja, las infraestructuras públicas se convierten en objetivos de alto valor para actores hostiles que buscan desestabilizar a sus oponentes a través del ciberespionaje y el sabotaje digital. La ciberseguridad, en este contexto, es una cuestión de estabilidad y seguridad nacional.

En conclusión, la ciberseguridad en la administración pública es hoy más importante que nunca. A medida que los gobiernos abrazan la transformación digital, deben también asumir la responsabilidad de proteger sus sistemas y los datos de los ciudadanos. No se trata solo de proteger la tecnología, sino de salvaguardar la confianza pública y garantizar que los servicios esenciales estén disponibles cuando la sociedad más los necesita. Es hora de que la ciberseguridad deje de ser un tema técnico y pase a ser una prioridad nacional, con una inversión sostenida y una estrategia a largo plazo que asegure la protección de todos frente a un mundo digital cada vez más incierto.