Espacios europeos de datos: la clave para el turismo del futuro

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El último evento online celebrado desde la plataforma Talque sirvió para hablar de la importancia de los espacios de datos en el futuro del turismo. La amplia representación española en el encuentro puso sobre el tapete la importancia estratégica del país mediterráneo, tanto por su geografía como por el potencial innovador del proyecto digital Gaia-X.

“¿Qué temperatura hará allí?” … “¿Hay que coger un autobús para llegar al hotel?” … “¿Qué combinaciones de transportes son las mejores para desplazarse por la ciudad”? ... Estas preguntas, tan comunes cuando preparamos un viaje, tendrán una respuesta cada vez más satisfactoria. De hecho, llegará el momento en que no haga falta ni cuestionárselas, porque una inteligencia artificial lo habrá hecho por nosotros y nos habrá facilitado la información sin pedirlo.
 
Es el turismo inteligente. Un turismo de futuro que, atravesado por las nuevas tecnologías, podrá anticiparse a cualquier inconveniente para dejar que el usuario simplemente se preocupe de disfrutar. 
 
Un ecosistema muy particular en el que jugarán un papel decisivo los espacios europeos de datos. No en vano, el sector del turismo es uno de los que más y mejores datos aporta, tanto a nivel meteorológico / ambiental como personal. Un territorio, pues, propicio para la compartición leal de información desde la normativa europea y creaciones tan vanguardistas como Gaia-X, como bien se explicó en el evento Espacio de Datos Turísticos Gaia-X: ¿Cómo pueden los espacios de datos contribuir al desarrollo del turismo en Europa mediante ofertas centradas en el ciudadano? 

"El turismo capacitará a los usuarios, quienes aprenderán a usar su información. Ésta será la base de la innovación en las próximas décadas".

 
Con toda pertinencia, el acto abrió con un discurso de Carme Artigas, la secretaria de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial de España, quien aseguró que la celebración del encuentro “pone de relieve la importancia de la transformación digital para reponernos tras la pandemia desde la innovación”, y que “el turismo ejemplifica a la perfección cómo los sectores pueden convertirse en algo más inteligente y personalizado”.
 
“Antes de fin de año tendremos un nuevo espacio digital para el turismo a nivel europeo, y esto es una magnífica noticia”, continuó la ponente, “pero hay que recordar que estos espacios deben ser construidos sobre los principios básicos de la soberanía de los datos, privacidad, seguridad e interoperabilidad, pues son los principios que todos abrazamos en esta comunidad”.
 
“La soberanía del dato es el catalizador de la verdadera de la soberanía digital”, afirmó con contundencia Artigas, y recalcó que “es fundamental poder decidir quién trabaja nuestros datos y que ese trabajo se haga en nuestro suelo”. “Gaia-X cumple esos cometidos. El rol del hub es fundamental en el desarrollo de los espacios de datos comunales europeos y la arquitectura de compartición de datos soberana. Y me enorgullece ver que España está detrás de esta iniciativa. Una iniciativa muy ligada a la economía del dato”.
 
Porque la creación de datos no cesa, “tanto en el sector turismo como en el resto”, razón por la que “Gaia-X es definitivamente una oportunidad para leer el signo de los tiempos y, de paso, posicionar a España en Europa como un líder global en el campo del turismo”.
 
La palabra la tomó a continuación Yvo Volman, director de Data DG CNECT, que también comenzó su exposición refiriéndose a la pandemia como un punto de inflexión. “El Turismo fue duramente golpeado por la pandemia. Para el sector, el fenómeno digital y los datos se han convertido, desde entonces, en el motor de una nueva forma de evolución que, además, resultará fundamental en la economía futura de la UE”, dijo. 
 

 
Volman se refirió a los objetivos a largo plazo para Europa desde el sector. “Creemos vital que haya actividad de gigabites para todos, así como que exista 5G en todos los lugares del continente para 2030. Ese nivel de conectividad debe ser una realidad. Tendencias como Cloud, Big Data o IA atravesarán el 75% de los servicios, de modo que los harán más rápidos y de mayor calidad”, adujo. 
 
Otra de las metas es la mejora en la capacitación. El ponente aseguró que “al menos un 8% de la población está lejos de tener las habilidades necesarias para hacer uso de sus datos”, y que “el sector del turismo puede servir para disminuir este porcentaje”. “El turismo capacitará a los usuarios, quienes acabarán por saber qué hacer con su información. Aprenderán a usarla, y ese uso del dato será de gran valor, pues terminará por ayudarnos a todos a vivir más y mejor en un mundo más eficiente. Ésta será la base de la innovación en las próximas décadas”, aseveró. 
 
El mejor uso de los datos tendrá, por tanto, una influencia masiva en un sector que cuenta con una multitud muy diversa de proveedores de servicios. No en vano, “está muy conectado con otros sectores distintos, como el del entretenimiento. La compartición de información entre sectores contribuirá a establecer mejores servicios y a fomentar la sostenibilidad. El dato es el ingrediente clave para hacer este ecosistema más eficiente”. 
 
En este punto de la exposición, Volman quiso recordar la Estrategia Europea para la Industria urdida en febrero de 2020, donde “el ánimo fue crear un mercado único para el dato que pusiera al continente en una situación favorable en la economía de la información”. Un plan construido sobre 4 principios:
 
1. Los datos deben fluir entre los sectores y los estados miembros.
2. Debe darse la posibilidad de usar y reusar los datos.
3. El uso de los datos debe darse bajo las coordenadas de los valores y las reglas europeos. 
4. Debe estar claro quién está accediendo y haciendo uso de los datos.
 
“Tenemos que estar seguros de que el uso y reuso de los datos crea valor. Por un lado, hemos de asegurarnos de que las compañías y los sectores se pueden beneficiar de estos valores. Por otro, queremos que los usuarios y las empresas tengan confianza en los datos que generan y comparten”. 
 
Para lograr esto, el ponente apeló a “la estrategia particular europea”, que combina varias legislaciones comunitarias, “como el Data Act, que resulta ser un pilar fundamental para el desarrollo de los espacios de datos comunitarios en Europa. Se trata, a fin de cuentas, de lograr que todos los participantes confíen en la compartición voluntaria de la información”.  
 
Una Ley del Dato a la que se unirían otras políticas de Open Data europeas que redundarán en beneficio de áreas “tan importantes para el sector turístico” como la estadística, los datos meteorológicos o la información medioambiental.
 
“Ahora bien”, se preguntó Volman, “¿por qué hablamos de ‘espacios de datos europeos’ y no de ‘espacio de dato europeo’?”. “Se explica bien si entendemos qué es un espacio de datos. Se trata, esencialmente, de la combinación de una infraestructura de datos con ciertos mecanismos gubernamentales donde se deja claro quién puede usar los datos y en qué condiciones. Puesto que esos mecanismos gubernamentales son muy diferentes entre estados y gobiernos en el uso de los datos, incluso a nivel industrial, debemos hablar en plural”.
 
Estos espacios se desarrollan en dos pasos:
 
1. Hacer un trabajo de campo para el espacio de datos en el futuro. “El objetivo es realizar un análisis del ecosistema para reunir todo el desarrollo de los jugadores e identificar las infraestructuras necesarias para construir un espacio confiable y operativo”.
 
2. Ayudar a financiar la creación de los espacios de datos. “Se trata de poner a los jugadores a trabajar y compartir sus datos. De colocar toda la información puesta en juego a disposición de los usuarios”.
 
“De esta manera, se podrá moldear el futuro del turismo europeo sobre el enorme potencial que emerge ya de la revolución del dato”, sentenció.
 
Natalia Bayona, directora de Innovación, Educación e Inversiones de la Organización Mundial del Turismo (UNWTO) también comenzó su exposición aludiendo a la pandemia. “Los desafíos del sector son los mismos antes y después de la Covid. Simplemente se ha acelerado la necesidad de enfrentarlos. Estos son, básicamente, cinco: innovación, educación, inversión, trabajo remoto y sostenibilidad”, dijo.
 
 
La ponente centró su discurso en la relación público-privada de proyectos como Gaia-X, capaces de “introducir un ecosistema innovador en el turismo”. Algo que, en su opinión, “sólo puede lograrse desde la conexión entre gobiernos, startups, inversores, academia, instituciones y los gobiernos nacionales. Una relación que precisa de inversiones y proyectos novedosos”.
 
“El año pasado, 22 millones fueron invertidos en las startups de turismo”, afirmó. “Esto es increíble porque, a pesar de la pandemia, las inversiones no dejaron de aumentar. Pero hay un problema: el 80% de estas empresas están situadas en EE.UU. y China, lo que revela que estos países tienen un ecosistema de innovación claramente más maduro. Sin duda, Europa necesita mejorar para atraer capitales de mercados emergentes, como los de África, Suramérica o Asia-Pacífico”. 
 
Por su parte Cristina Nuñez, directora de NECSTouR, una red europea de 39 autoridades regionales de turismo, redundó en la idea de “la creación de los espacios de datos europeos para el turismo como fundamentales para levantar estrategias basadas en la información de calidad”. Algo que “será vital igualmente en términos de negocio”. Un modelo, a fin de cuentas, que hará de Europa un ecosistema más competitivo. La pregunta es cómo.
 
La ponente contestó: “Primero, midiendo más. Debemos preguntarnos, ¿cómo van a impactar nuestras políticas en los usuarios? ¿Cómo vamos a compensar las emisiones de carbono? ¿Cuántos trabajos vamos a crear? ¿Mejorarán las condiciones de empleo? Medir todos estos datos nos ayudará a hacer cambios que contribuyan al bien común. Por otro lado, si queremos usar los desarrollos del espacio europeo de datos, debemos creer en la digitalización del turismo. Hablamos de acceder a la información para transformarla en inteligencia”.
 
Esta construcción inteligente “ayudará a los destinos a operar con sus negocios”, según la ponente, “así como a predecir una serie de datos que les empujará a tomar las mejores decisiones sobre el comportamiento del cliente a la llegada a un hotel o la situación futura de las reservas”.
 
 
En una línea similar se movió su compañera Ana Moniche Bermejo, analista principal de Turismo Andaluz y de NECSTourR Tourismo of Tomorrow Lab, “un laboratorio que comparte el mismo objetivo que Gaia-X”. “Somos una sociedad que busca hacer lo mejor con los datos. En ese sentido, pensamos que la conectividad digital es fundamental para todos los destinos turísticos. Es el canal para la visibilidad, la promoción y la gestión, pero también es una gran fuente de datos para la posterior toma de decisiones. La otra llave fundamental es la interoperabilidad, que resulta clave a nivel legal, tecnológico y semántico. Turismo Andaluz está interesado en Gaia-X por esto mismo”. 
 
Pero ese interés no se queda sólo en el hub español. “Los espacios de datos europeos, en plural, son una gran posibilidad para dinamizar el mercado. Queremos ver más movimiento de datos a nuestro alrededor. También queremos que dialoguen los datos privados y públicos, así como la financiación de ambos sectores. En este sentido, creemos que este proyecto ayudará mucho a esas empresas que lo tienen más difícil porque no tienen grandes presupuestos, lo que redundará en un ambiente más competitivo y sostenible”, explicó.
 
En Turismo Andaluz también manifiestan inquietud por “la integración de fuentes de datos”. Se trata de “usar datos para generar Big Data para aquellas empresas que no podrían hacerlo personalmente por cuestiones económicas. Para ellas es fundamental el sentido de la compartición. Creemos que Gaia-X y los espacios europeos de datos van a cambiar el rumbo en la mejor de las direcciones”.
 
“Toda esta estrategia favorecerá el mercado de datos, que se verá expandido a través de datos de valor”, continuó la ponente. “Algo que se logrará al redundar en diversos data sources que serán integrados en el ecosistema turístico junto a otras fuentes de información de sectores distintos. Porque el Turismo es un sector esencialmente cross. Esa asociabilidad es vital”.
 
El turno, a continuación, fue para Dolores Ordóñez, directora de AnySolution y vicepresidenta del centro español Gaia-X, quien comenzó su exposición refiriéndose, precisamente, a este diálogo de empresas de diferentes tamaños y sectores. “Queremos representar el ecosistema del dato y, por eso, contactamos con cualquier entidad, grande o pequeña. Lo que buscamos es una coordinación con el resto de espacios de datos. Y ahí es donde España tiene una gran posibilidad para ser un agente de transformación”, expuso. 
 
 
“Para lograrlo, hemos identificado cuatro grandes grupos de trabajo: Turismo, Salud, Industria 4.0 y Movilidad. Estos deben ser complementarios, pues todos están relacionados de alguna manera, como hemos visto y experimentado con la Covid. Por eso, y como ha comentado Carme Artigas, queremos impulsar cualquier iniciativa que sirva para poner las bases de una compartición de datos justa, donde las reglas están claras para todos, de modo que cualquier empresa que participe acabe siendo competitiva a nivel internacional”, explicó.
 
Y qué mejor país para explotar esta competitividad en el sector Turismo que España. “Está en nuestra esencia, y nos conviene, porque es una de esas raras industrias que producen y consumen datos a la vez. Y no son cualquier dato. Son datos personales, muy distintos a los producidos en otros sectores. Esto también obliga a que estén muy bien protegidos. ¿Cómo democratizarlos, entonces, teniendo en cuenta que son tan sensibles? Bueno, ésa es una de las preguntas clave a hacerse”, reflexionó.
 
“El otro aspecto vital es la conectividad. ¿Cómo se puede promocionar un destino de la mejor manera? Los datos ahí ayudarán un montón. Por ejemplo, cuando viajamos siempre buscamos actividades para hacer en el destino o espacios confortables para comer o dormir. ¿No mejoraría tu negocio si pudieras dar esa información al usuario sin que lo pregunte? ¿Si le explicaras, por ejemplo, qué tren o autobús hay que coger para llegar a algún sitio? ¿O cuál es la mejor conexión de transporte público? Este diálogo entre datos inteligentes es fundamental”, confesó.

"Queremos construir, desde la Comisión, una gestión de datos, unos modelos narrativos, que sean digitales. Para nosotros, el turismo basado en los datos estará marcado por esta cuestión.

 
Un diálogo de futuro que nos lleva de cabeza al dichoso año 2030, que será, según Kirsti Ala-Mutka, responsable de políticas de la DG GROW, la fecha de una Europa más sostenible y digital. “Se trata de buscar un turismo sostenible. Queremos construir, desde la Comisión, una gestión de datos, unos modelos narrativos, que sean digitales. Antes no teníamos información sobre sostenibilidad, pero ahora sí, gracias a la digitalización. Para nosotros, el turismo basado en los espacios de datos estará marcado por esta cuestión”.
 
Datos abiertos, públicos y privados, para que una práctica tan contaminante como el turismo deje de serlo. “Para ello, proyectos como Gaia-X serán fundamentales. Si bien quiero aclarar que estos espacios no generan datos en sí mismos. Dan acceso libre a una información que se puede usar y reusar para crear sinergias entre unos y otros players, pero no es una máquina de crear datos”, expresó.
 
La última representación española en el evento fue la de Alberto Palomo, CDO de la Oficina del Dato, para quienes “los espacios de datos y los servicios de datos federados resultan instrumentos fundamentales para el desarrollo de una economía de datos omnipresente”. Según el ponente, “el turismo es un sector en el que interrelaciona información diversa, lo que redunda en la creación de un ecosistema de confianza de conjuntos de datos y servicios compartidos y soberanos. Al interrelacionar varios contextos, se dan las condiciones de generar ganancias mucho más rápidas en torno a la inteligencia de mercado. También de servir mejor a los clientes”.
 
 
Por eso mismo, “se deben garantizar la estabilidad y los procedimientos”. Se trata de “asegurar un marco de trabajo para tecnologías y mecanismos de control”, de modo que puedan encontrar adecuación los aspectos organizativos de los proveedores. “Necesitamos etiquetar las capacidades de autodeterminación de los datos que manejamos, pues no es sólo con quién compartes la información, sino también en qué condiciones. Saber, desde el primer momento, qué se puede hacer y qué no”, explicó.
 
“También hay que dejar claro, desde el principio, qué se apoya a través de estos espacios. Los inversores deben entenderlo. Deben comprender que esto es una infraestructura descentralizada que tiene por objetivo innovar”, comentó el CDO. O sea, que estamos ante ecosistemas que promueven la innovación para todos, lo que los convierte, de forma natural, en un muro contra el monopolio.
 
Alberto Palomo continuó: “Los participantes deben hacerse preguntas: ¿Cuál es la dimensión de la compartición de los datos y cómo puedo explotarlos? ¿Cuál es la función de compartir información? ¿Cuál es la experiencia de seguridad y soberanía en ese sentido? ¿Qué gobierno hay detrás? ¿Qué tecnología lleva? ¿Cuál es el sentido de la sostenibilidad? Si los colaboradores no se cuestionan esto, no tendrá sentido que entren a formar parte de los citados espacios”.
 
“Igualmente vital es preguntarse cuál es mi misión aquí. Cómo puedo apoyar la sostenibilidad. Cómo colaborar en un ecosistema que no es sino una federación de usuarios recolectando datos”, insistió Palomo. Una última idea, la de la cooperación, que abrió y cerró significativamente la charla. No en vano, es la razón de ser de unos espacios de datos que forjarán la naturaleza del turismo del futuro.